lunes, 25 de abril de 2016

Road test al Fiat 1100

Las pruebas a automóviles que realizaba la revista Parabrisas se llamaron road test y el primero que realizó, dicha publicación, fue al Fiat 1100 modelo 1960. Hoy conoceremos algunas opiniones de esa prueba y los resultados obtenidos del automóvil que fabricaba la empresa Fiat Concórd en Argentina.

Parte de la trompa del Fiat 1100 del año 1960 que fue
el primer automóvil argentino testeado por la revista
Parabrisas en su número 13 de noviembre de 1961.


La empresa italiana presentó el Fiat 1100 en el país en el año 1960 cuando, junto con el Fiat 600, comienza a fabricarlo localmente. Se produjeron 23.152 unidades, según datos de ADEFA (Asociación de Fábricas de Automotores) entre los años 1960 y 1963. Será reemplazado por un nuevo modelo: el Fiat 1500.

La versión del Fiat 1100 que se fabricó en Argentina era el modelo 103 D Export. La última de las versiones de este automóvil italiano presentado en el año 1949. Que a su vez era la evolución del modelo 1100 fabricado entre los años 1940 y 1948. Por lo tanto su diseño era algo viejo para la época, pero no por eso era un mal auto.

Se podría decir que todo lo contrario. Cumplía a la perfección para lo que había sido diseñado: un auto familiar mediano. Que apuntaba a la clase media argentina de principios de los años sesenta. Además de tener un consumo bajo y unas buenas prestaciones.

Los periodistas de Parabrisas quedaron gratamente sorprendidos de la gran capacidad del baúl del Fiat 1100. Justamente por ser un auto mediano chico con un motor de casi 1,1 litros de cilindrada. El motor era Fiat 103 D.000 de cuatro cilindros en línea con una cilindrada de 1.089 centímetros cúbicos con una potencia de 48 HP SAE a 4.800 revoluciones por minuto.

Fiat 1100 de 1960 en el road test de Parabrisas. 

El motor necesitaba tomar temperatura antes de poner en marcha el automóvil. Para el arranque en frío tenía un cebador y además en el tablero contaba con un acelerador de mano. Este acelerador solamente se podía accionar hasta cierto punto, cosa que impedía acelerar a fondo el motor. Esto era para evitar esta acción al no tener retroceso automático como el acelerador de pie.

Una vez entibiado el motor la marcha era ágil en el tránsito urbano gracias a la liviandad de los pedales de freno y embrague. El acelerador también tenía un accionamiento suave. Solo al apretar a fondo el acelerador el pie quedaba en un ángulo incómodo. En una velocidad normal, y legal, el ángulo de ataque era cómodo al pie.

El Fiat 1100 tenía la palanca de cambios al volante lo que permitía, en recorridos cortos, llevar una tercera persona en el asiento delantero. Los cambios eran suaves de accionar gracias a un buen desempeño del varillaje. Solo una cosa notaron los testers de Parabrisas. Y era que para colocar la segunda velocidad había que tirar un poco la palanca hacia el conductor. De otra manera se colocaba en forma accidental la cuarta velocidad.

En cuarta y circulando a 25 kilómetros por hora se podía fondear el acelerador que el Fiat 1100 respondía perfectamente. Salía suavemente y sin ningún inconveniente, eso sí, usando nafta especial. La relación de compresión era de 7:1.

Pruebas de frenado del Fiat 1100 en el autódromo de Buenos Aires. 

En cuanto al consumo, dentro de la ciudad de Buenos Aires, arrojó que con un litro de combustible se podían recorrer 9,3 kilómetros. Con lo cual se podía hacer un poco más de 200 kilómetros con 20 litros en una ciudad. En cambio a 80 kilómetros por hora en ruta el consumo era de 12,7 litros por kilómetro. Con lo cual se podían recorrer 254 kilómetros con 20 litros.

Con los 38 litros del tanque de combustible, y circulando a 80 kilómetros por hora, se podía llegar a la ciudad balnearia de Mar del Plata desde Buenos Aires (un poco más de 400 kilómetros de distancia). Lo cual era más que suficiente para el argentino medio de aquellos años sesenta. Al circular por encima de los 100 kilómetros por hora se podían recorrer 220 kilómetros con 20 litros de combustible.

La velocidad máxima obtenida como promedio de recorridas en sentido opuestos, del primer road test de la revista Parabrisas, fue de 122,400 kilómetros por hora. La aceleración de 0 a 500 metros fue de 28 segundos y dos décimas.

Los frenos fueron una de las partes mecánicas más elogiadas por los periodistas de Parabrisas. Se necesitaban de 8,7 metros para detenerlo de 40 a 0 kilómetros por hora. De 80 a 0 kilómetros por hora se necesitaban de 35 metros y de 100 a 0 kilómetros por hora el Fiat 1100 detenía su marcha en 55 metros.

Vista del tablero del Fiat 1100 de 1960.

Tan buenos eran los frenos del Fiat 1100 que luego de hacer las pruebas de frenado en el autódromo de la ciudad de Buenos Aires, Juan Andreazza, piloto oficial de Fiat Concórd, les dijo a los periodistas de Parabrisas: “Vea, toquen las campanas… están frías…”. Y así era. Los frenos no perdían ni potencia, ni eficacia, además de ser progresivos.

En ruta se podía crucerear entre los 80 y 100 kilómetros por hora sin problemas con el Fiat 1100. La estabilidad era buena y los virajes se podían tomar sin problemas para el conductor medio. En las curvas tomadas a mucha velocidad había tendencia al sobre viraje. Con la presión de los neumáticos indicada de fábrica doblaba bien.

Esa presión era de 22 libras por pulgada cuadrada para los neumáticos delanteros y de 25 libras por pulgada cuadrada para los traseros. El diámetro de giro de la dirección acusó de 10,58 metros para la izquierda y de 10,61 metros para la derecha. El volante tenía dos rayos con el botón de la bocina en el centro. Este volante era muy parecido al del Fiat 600 también fabricado por Fiat Concórd.

A las conclusiones que llegaron los periodistas de la revista Parabrisas fueron que el Fiat 1100 era un buen automóvil para circular por el tránsito de la ciudad de Buenos Aires. Por tener los controles livianos y precisos por tener excelentes frenos y aceleración adecuada a las circunstancias. Además de ser fácil de estacionar en cualquier parte de la ciudad.

La contra sería, que por tener un diseño viejo, la visibilidad trasera no era buena, menos por el tipo de espejo retrovisor interno. Pero ese diseño antiguo le jugaba a favor en las plazas traseras que era más altas que los automóviles más modernos de la época.

También el viejo diseño de apertura de puerta contra el viento, o puertas suicidas, le permitía un mejor ingreso y egreso del habitáculo del Fiat 1100. Lo viejo le jugaba a favor de las nuevas tendencias en diseño y seguridad que venían marchando en los primeros años de la década del sesenta.

Las fotografías fueron tomadas de la revista Parabrisas número 13 de noviembre de 1961 y donde se publicó el primer road test que hicieron los periodistas de la mencionada publicación argentina.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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2 comentarios:

  1. Todo bien los comentarios pero difiero con los frenos le cuesta frenar.

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    Respuestas
    1. Hola, no sé tu nombre.
      En estos viejos autos podía haber diferencias entre una unidad y otra en la eficacia en el frenado.
      Por otro lado una cuestión era como frenaba a principios de los años sesenta y la comparación en la actualidad.
      Saludos.

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