domingo, 27 de marzo de 2016

El autódromo de San Martín

Algunos habrán oído hablar del autódromo General San Martín ubicado a cuatro cuadras de la estación del mismo nombre del Ferrocarril Mitre. Claro que esto ocurrió a finales de la década del veinte y ni rastros quedan de esa pista. Hoy conoceremos algo de la historia de ese circuito en la provincia de Buenos Aires, para aquellos que ignoraban de su existencia.

Vista de las tribunas del autódromo General San Martín en la carrera inaugural. En primer plano Eduardo Estanguet, segundo Domingo Bucci y tercero Víctor Pángaro. 

El autódromo General San Martín fue la iniciativa de un grupo privado donde se encontraban un ex concejal, Rodolfo Travers, y el ingeniero J. Marchessotti. La construcción se realizó en el año 1927 y según sus proyectistas en las curvas, los automóviles, podrían alcanzar los 190 kilómetros por hora.

Lógicamente el anuncio de la construcción de este autódromo, en el partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires, causó cierta conmoción. La pista tenía una longitud estimada en los 3.000 metros con un ancho que sería de más de 10 metros.

Para realizar la obra del autódromo General San Martín se necesitaron 460 obreros. El piso del circuito era de tierra que estaba apisonada y con una “abundante capa de petróleo” según los dichos de sus constructores. El predio fue cercado con un paredón alto. En algunas de las fotografías de época se aprecia dicho muro.

El muro perimetral del autódromo General San Martín. En la arcada de la entrada se puede leer el nombre del circuito.

Las curvas estarían peraltadas con la posibilidad de circular, en la parte superior, a 170 kilómetros por hora. La ubicación no era mala para la época, finales de la década del veinte. Se ubicó a cuatro cuadras de la estación San Martín del actual Ferrocarril Mitre y a tan solo una cuadra del Hipódromo de San Martín.

Ambos lugares, hoy en pleno siglo XXI, cuesta ubicarlos en el mapa. Y eso que contamos con mapas satelitales a la mano en Internet. La zona es totalmente urbana y sin un vestigio de esas dos pistas: una para automóviles y la otra para caballos. Dentro de las ilustraciones hay un plano que nos ubica ambas pistas para tener una idea de dónde estaban en el año 1927.

El costo total de la obra fue estimado en 1.200.000 pesos de la época. Para los primeros días del mes de junio de 1927 las obras estaban listas y el ingeniero Máximo Tardieu estuvo a cargo de la fiscalización. Era un dirigente deportivo de la época que estaba capacitado para la tarea.

El estacionamiento de automóviles frente a las tribunas del autódromo de San Martín.

Su opinión, expresada en la revista del Automóvil Club Argentino (ACA) fue lapidaria. “Con su pista de tierra más que mediocre, sus perfiles defectuosos, sus pésimas curvas, el autódromo de San Martín, deficiente bajo cualquier punto de vista, resultará un proyecto fracasado”, dijo Tardieu.

Con esa opinión tan desfavorable, igualmente, se realizó su inauguración el domingo 3 de julio de 1927. Como un presagio del futuro del autódromo General San Martín, ese día llovió. Parece que hasta el cielo lloraba por esa inauguración. Pese al clima adverso muchas personas se acercaron al circuito.

En automóviles, en ómnibus o en tren llegó el público que quería presenciar la carrera inaugural. Fue en vano. Las autoridades de la pista anunciaron que no se correría y que la competencia se pasaba para el domingo siguiente. Por suerte el domingo 10 de julio el clima fue favorable para la carrera.

El frío reinante en un día luminoso fue el marco de la primera carrera del autódromo General San Martín. Los autos de carrera largaron con diez metros de distancia entre ellos. Pronto Eduardo Estanguet tomó la punta seguido por Domingo Bucci y en el tercer puesto Víctor Pángaro. Todo iba bien hasta que el Delage de Estanguet volcó.

Vista de la pista del autódromo General San Martín. 

“¡Volcó el 4!”, era el grito del público en las tribunas. Pero por suerte para Estanguet y su acompañante no pasó de un susto. Pronto, al final de la curva, y con los brazos alzados demostraron a los concurrentes que estaban sanos y salvos. Las sospechas comenzaron a rondar por el autódromo de San Martín.

Domingo Bucci se lanzó con el primer puesto en la carrera inicial y su acompañante fue Eleuterio Donzino, que era su cuñado y más tarde un famoso corredor del pasado deportivo de Argentina. También se comentó que Eduardo Estanguet había recibido su auto de carrera 48 horas antes de la competición y que terminó volcándolo en la carrera inaugural.

Encima de males Tardieu volvió con sus críticas sobre el autódromo General San Martín. “Los hechos nos dieron la razón. Por un lado, el accidente de Estanguet que felizmente no resultó grave, en uno de los puntos señalados como peligrosos. Por el otro, los bajos promedios alcanzados. Sépase que la misma Bugatti 4 cilindros desarrolló en Montlhéry (Francia), una velocidad de 160 kilómetros por hora. Aquí hizo 30 kilómetro menos”, dijo el ingeniero Máximo Tardieu.

No era bueno el futuro de este circuito y parece que el error estaba en la construcción de la pista. El tipo de suelo de tierra apisonada que tenía un recubrimiento con un agente bituminoso fue lo que provocó los constantes riesgos. Además implicó múltiples reparaciones. Al parece gran parte del dinero se usó para el muro perimetral. Si ese dinero si hubiera utilizado para la construcción adecuada de la pista otra hubiera sido la historia del autódromo de San Martín.

Plano con la ubicación, en el año 1927, del autódromo General San Martín.

Lo cierto que ese defecto en la construcción del autódromo General San Martín fue su propia tumba. En el libro “Medio siglo de automovilismo argentino” de Ricardo Lorenzo, conocido con el apodo de Borocotó, escribió lo siguiente: “Lo cierto es que al irse hundiendo las curvas, porque la tierra cedía, se fue hundiendo el autódromo”. Ese fue el fin del circuito.

Cómo hubiera sido si ese autódromo de San Martín hubiera tenido una mejor base de su pista. ¿Tal vez no hubiera existido el Autódromo Juan y Oscar Gálvez actual? No lo sé. Pero sí que el emplazamiento no era malo y hoy estaría metido en el corazón de la periferia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Lo interesante de esta historia es que hoy en día es imposible saber que estuvo emplazado un autódromo en esa zona del Gran Buenos Aires. Si bien hay grandes espacios verdes cerca. No tenemos la menor referencia de su existencia. Incluso los habitantes de las casas, ubicadas en el lugar, no creo que sepan que casi 90 años atrás se corrieron carreras donde ellos viven ahora.

Si creemos en los fantasmas, tal vez y solo tal vez, en algunos días de la semana se escuchen los rugidos de los viejos bólidos tomando las malas curvas del autódromo General San Martín. O solo es parte de mi imaginación, como los relatos que salen este mismo día, pero cada dos semanas.

Las imágenes que ilustran esta nota fueron tomadas de la Historia Deportiva del Automovilismo Argentino de Alfredo Parga editada por La Nación en el año 1995 y que saliera como fascículo acompañando al diario.

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Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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