Dos concesionarios de la marca Citroën,
de las ciudades europeas de Zürich y de Basilea, habían organizado un concurso
para construir un Citroën 2 CV en miniatura con los materiales a su alcance.
Eso había ocurrido en el año 1966. Ante el éxito del concurso la empresa Société
des Automobiles André Citroën realizó una exposición llamada “Cien obras del
arte naif”, con parte de esas maquetas.