Mi relación con el Chevrolet Super del año 1969
comenzó hace más de 10 años. Lo rescaté de la ruina, casi total, y luego de más
de 3 años logré que luciera como salido de fábrica. Estaba tan original, fue un
intenso trabajo, que le agregué algún que otro toque para que no pareciera tan
frío, sin vida. Porque esos autos que uno se encuentra en algunos encuentros
son tan perfectos, tan lindos, tan originales, que parecen no tener vida.