domingo, 11 de marzo de 2012

El Ford A 1929


Curiosa historia. Yo estacionaba mi falquiton a la vuelta de mi casa. Vivíamos en un departamento antiguo, amplio, tipo casa, sobre Riobamba, en la misma manzana del hotel Bauen. El garaje está sobre Sarmiento. Muchos años entrando y saliendo. Siempre vi una masa oscura en un rincón lejano de la planta baja. Un día le pregunté al encargado, me alcanzó una linterna y me dijo... vaya y vea. 
Vi. Asombrado. Un Ford A 1929, lleno de esa pelusa grasienta que vuela en los garajes y que protege de la corrosión a cualquier chapa. El tapizado, incluido el techo, estaba destruido. Lo demás, muy bien. Ojo de buen cubero, me di cuenta rápidamente que ese auto no había sido reciclado ni reparado, ni repintado... Todavía conservaba su pintura original, incluso los filetes naranja que un tipito, en la Ford, le pintaba a mano, perfectos, a pincelito.

Ford A 1929 descansando en San Marcos Sierras.